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Aire, fuego, agua, tierra guanche

Aire, fuego, agua, tierra guanche

Invocó a Magec para que destacase

siete estrellas sobre el azul celeste,

rogando para que las pariese verdes

y así su brillo de esperanza, llegase

a lo más profundo de los corazones

del pueblo guanche.

 

Desde la playa, imploró al Gran Echeyde

para que sostuviera, fuerte, a Guayota;

y que su rabia no alcanzase la simiente

plantada para ser alimento y gloria,

vida y sostén de mujeres y hombres

de patria grande.

 

«¡Ach amán, llora el agua que necesite

para conseguir abrevar el ganado,

sin tener que quitar de labios humanos

gota alguna de tu líquido sagrado!»

Pidió gritándole.

 

Y la huerta fue en verdad patria fértil;

y ardió la lava que recorre las venas

de los alzados: seres libres durmientes,

hijos de Canarias, de los que alimenta

la madre guanche.