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La muda

La muda

La serpiente se desnudaba desprendiéndose de su antigua piel y volvía a nacer. En ese momento, parecía confundirse el principio y el fin. Poniéndose en su lugar, el investigador que documentaba cada detalle, se atrevió a afirmar que «desconocedora de su principio y su final, durante su existencia, confunde lo efímero con lo eterno hasta el punto de desaparecer pasado y futuro y contraerlo todo en un presente más o menos extenso».

Le pareció un descubrimiento tremendo, una aportación de oro a la ciencia. Exaltado, el humano, dejaba atrás toda su humildad. Lo peor es que lo hacía sin saber que, en realidad, por la prisa de presentar conclusiones, se describía a sí mismo en vez de al otro animal.