Los profesionales dejan claro que no son negacionistas y se muestran tan preocupados por la situación como admirados de la labor sanitaria.
Sin embargo, advierten que es imposible mantener la tentación de levantar la mascarilla por debajo durante sus actuaciones y ensayos. Además, la distancia social entre muñecos y ventrílocuos es imposible: ven irracional que los muñecos lleven mascarilla, ya que tienen que vocalizar como para que su parte del guion sea audible y visible. Por todo ello, piden que su situación se contemple como excepción en toda normativa legal al respecto.