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El quicio de la puerta

El quicio de la puerta

En el quicio de la puerta de casa no había un Che Guevara. En casa de mis padres había un Corazón de Jesús, como en casi todas las casas.

 

Él nos despedía y, aunque lo ignorásemos, nos miraba a la llegada. Ahora,recordándolo, puede que alguna vez sintiese, clavada en la nuca, su mirada.

 

Enla casa de mi amigo cubano, en el quicio de la puerta, tenían un Che Guevara. Él los despedía y seguro que, aunque lo ignorasen, les miraba cuando llegaban.

 

Es que en el quicio de la puerta se erige un juez en armas. No nos espiaban, sino directamente juzgaban, viéndote al salir y al llegar tan transparente que era imposible disimular nada.

 

Ahora en los quicios de las puertas de Canarias, como en las de muchas otras partes,no hay nada. No queremos que nos espíen, que nos juzguen; como si los valores que no hay fuera tampoco los quisiéramos en casa.

 

Hoy acordamos los dos, poner en el quicio de la puerta de casa la bandera siete estrellada con forma de corazón, que nos llegó tan adentro que la llevamos en el alma. No para que vigile nuestras salidas y llegadas, sino para que vele la casa y haga de nuestro hogar un fortín de libertad y reafirme nuestro paso, cada vez que uno salga.