26 de noviembre de 2012 a la(s) 13:16
Se ha cubierto Tenerife de un verde manto de flores
haciéndome grande los ojos,
volviendo a palpitarme dentro los amores
que por mi tierra no escondo.
Canarias volvió a ser lavada
por las aguas celestes cual regalo,
que la tierra agradece, enseñando
el verde estrellado brotar de la lava.
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Invito con gusto a mis hermanos y hermanas,
de otras islas y de la lejana distancia
a compartir la acción y sonrisa
de esta patria y su adorar el agua.
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La imagen de aquella sequía quedó lejos en el tiempo,
pareciendo que el verde del día hubiese sido eterno
y, perdidos en el presente, tus gentes, como niños y niñas,
acostumbraron al instante su pupila olvidando el tiempo seco
pareciendo no haber más memoria
que el de aquel momento
de las primeras gotas.
26 de noviembre, sigue lloviendo.