Ni por casualidad
Mauricio Miranda
lo dijo “si se puede
lo haremos,
si no lo intentaremos”
y nos pidió solo hacer piña
para afrontar los desafíos,
para mejorar nuestra vida
y el quehacer laboral
que nos unió un buen tiempo
y nos permitió disfrutar
de la persona sin igual
que con tanta estancia
juntos, nos enseñó adrede
a sentir grupo y compañía
de la buena, de verdad.
Con esa sonrisa torcida
que nadie podrá olvidar;
con esa broma ácida
y esa manera de humorear,
imposible de imitar.
Con esa cabeza bien amueblada
especializada en ordenar
números y cuentas
para el común de la asamblea
de todas las personas
que más que recordarle
nunca lo olvidarán.
No nos despedimos, Mauri.
Se grabó para siempre tu imagen
y tu forma de actuar.
La del compañero más cariñoso,
la del mejor profesional,
la de la gente entrañable
fiel y con propiedad,
que siempre dio la talla
y no supo defraudar a nadie
ni por casualidad.
Hasta pronto, compañero.
Nada nos va a separar.
Nos negamos a olvidarte.
Porque recordarte
y dejar que tú vayas primero
es ya obligado sometimiento
y tu actitud y los hechos
lección para querernos
y recordar
que “si se puede lo haremos”,
si no (juntos) lo vamos a intentar.