Contenedor

La bestia del primer permiso penitenciario

Desde que estuve a su alcance se me tiró encima. Ante lo inesperado, me derribó con facilidad, me pateó; en el forcejeo me arañó y me rompió los labios; uno de los golpes me rompió la nariz y otro la ceja. Empecé a verlo todo nublado, bajo el manto rojo de la sangre que brotaba por todos lados. El primer dolor fuerte que sentí fue en el brazo izquierdo, pero pensé que era porque tenía todo su peso sobre él, no porque me lo hubiera roto. Fue todo muy rápido.

Los de psiquiatría dicen que igual era un antidisturbios o alguien de cuerpos especiales fuera de servicio, porque supo reducirme en un instante causando graves daños. Yo, la verdad, no le puedo contar más, fue todo muy rápido, señor agente…

-       Bueno… espero que se preste voluntario para hacerle el test de drogas…

-       Sí, claro, no hay problema.

-       Y que le quede claro que aquí somos nosotros quienes llevamos la investigación, no “los de psiquiatría”

-       Claro, claro…

-       Bien, ya veremos el resultado del test y volvemos a hablar. Espero que no vuelva a ocurrir otro incidente así…

-       De acuerdo (bestia), de acuerdo… (bestia del carajo).