Contenedor

Mi médico es lo más grande

Mi médico es lo más grande

24 de noviembre de 2013 a la(s) 8:31

 

Estoy de lo más feliz con él, me ha demostrado que soy una persona afortunada.

 

Cuando éramos pequeños los médicos eran dioses: lo curaban todo. Recuerdo estar hasta un par de días muy malito, perdiendo clases y sin salir de casa, hasta que mamá me ayudaba a vestirme y me metía en el coche para ir a la consulta. Pura magia!! curado al instante. Antes de llegar a la consulta se me quitaba todo y encima, aquel dios con bata blanca y el cenicero lleno de cigarros me recetaba y explicaba lo que me había pasado.

 

Aquellos dioses intimidaban. Sobre todo el de los dientes....

 

Hoy ya soy grande y las cosas han cambiado mucho. Los médicos no intimidan igual, aunque sigan llevando bata blanca y se les nota más limpitos que aquellos o lo disimulen mejor escondiendo en su gaveta el cenicero.

 

El mio no quiero perderlo, me encanta que me demuestre que no es dios, que es muy humano, cosa que deja bien patente tras cada consulta.

 

Es agradable llegar con el fleje de pruebas en la carpetita de plástico a la consulta, de la revisión periódica y que el tío muestre toda esa humanidad. Por eso, cuando entro aún dinámico, en forma, contento de sentirme fabulosamente y con intenciones de pasar rápido el trámite, me regocijo oyéndole decir que tengo no se cuentos disco escachados en la espalda, acumulación de tensiones musculares, artrosis y artritis, una hernia y los niveles que se reflejan del "PSA" son muy altos, poniendo cara de auténticamente preocupado. Prefiero no corregirlo y verlo sumido en tantos errores, por eso lo escucho sin poder reprimir esa sonrisa de felicidad, motivada por reconocerlo tan humano y tan poco dios que no para de equivocarse. Por eso salgo tan feliz de la consulta y lo dejo a él poner cara de preocupado y que me mande más análisis urgentes que no se harán antes de seis meses.

 

A la edad que tengo creo que no hay nada mejor que saber que los médicos no son dioses. Que concretamente el mio se equivoca en todo y se muestra preocupado por mi salud, aunque yo sepa que estoy perfectamente, en forma, pero no le discuto nada ni le hago saber de su error, por que disfruto de su carisma humano sin desperdicio y no lo cambio por los que tenía de pive, que solo hacían curarme a distancia jodiéndome los merecidos descansos y dejándome como un quejica ante mamá.

 

Por eso, tengo claro que mi médico es lo más grande y no pienso cambiar.